Queridos amigos y amigas, hace mucho tiempo que no escribía una publicación en este querido blog. Hoy me tomo el atrevimiento de escribir unos párrafos que me nacen del corazón al estar a varios kilómetros de mi querida Argentina. Siempre escribí en nombre de los cuatro, o mejor dicho en nombre de Huella Litoral, pero hoy decidí que era una buena oportunidad para expresarme por mi mismo. Y así, mientras escucho "Alma Guaraní" no puedo evitar sentirme más argentino y chamamecero que nunca.
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Coliseo Romano |
Haciendo una analogía con el mundo del fútbol, dicen que parar la pelota y levantar la cabeza permite ver las cosas con mayor claridad. Hace ya más de 3 meses de nuestra última actuación y ¿sabén qué? Se extraña de una manera increible. Yo, en lo personal, hace más de dos meses que llegué al viejo mundo por cuestiones académicas y más allá de que acá me tratan muy bien y que los fines de semana dispongo de tiempo para viajar y conocer este hermoso país que es Italia, mi corazón sigue como cada día de mi vida allá en el Litoral.
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París |
Parar la pelota y reflexionar a la distancia me hizo sentir aún mas "huellero" que nunca. Extrañar desde tan lejos esos momentos con mis amigos César y Edu, y con mi hermano Joni, me hizo dar cuenta que Huella Litoral es mucho mas que un grupo para mi. Representa, sin duda alguna, ese momento sublime del que todos deberíamos disponer para escaparnos de la cotideaneidades de la vida y encontrarnos con nuestras verdaderas pasiones. Compartir unos mates, unas cervezas o un vino entre amigos, mientras en una pequeña ronda ensayamos por horas o simplemente interpretamos chamamés que tal vez nunca haremos en un escenario tiene un valor que tal vez la mayoría de la gente no entienda.
Por suerte siempre los valoré y los disfruté al máximo. Mis amigos son testigos de que cuando agarro el acordeón soy capaz de quedarme horas con la "tres hileras" en la falda y seguir tocando inclusive cuando ya todos han guardado sus guitarras. Hoy a tantos kilómetros y sin siquiera tener mi amado instrumento conmigo solo me queda reflexionar sobre lo que fue, pero sobre todo de hacerme tiempo para soñar con lo que vendrá.
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Venezia |
Y no está mal soñar, es lindo y siempre nos dibuja una sonrisa. Sueño con volver en agosto y reencontrarme al menos con una parte de Huella, ya que mi hermano seguirá con su deambular por el viejo mundo por un tiempo más. Sueño con volver a esos ensayos de horas y horas. Sueño con volver a pisar escenarios y sentir que allí arriba, donde no hablo, puedo transmitir como en ningún otro lado lo que siente mi corazón. Pero sobre todo, sueño con compartir ese lugar tan sagrado con estas tres personas que quiero tanto.
Y como me gusta soñar, sueño con volver a viajar rumbo a los festivales. Sueño con poder volver a Formosa, sueño con ir a Entre Ríos, Corrientes, Santa Fé, Chaco, Misiones... ¿Por qué no soñar?
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Un mate con mi hermano en el Coliseo |
Si armamos este grupo en Córdoba hace más de dos años para no extrañar tanto nuestro pago, ¿Cómo no extrañar hoy? ¿Cómo no sentirme nostalgioso en una tarde de viernes en la que culminó la jornada laboral y vuelvo a un departamento donde lo único que me acompaña es mi notebook y los chamamés que en ella escucho? Perdonen si me puse muy nostalgioso, pero mi corazón chamamecero me reclama que si no puede expresarse en un chamamé lo tiene que hacer con estas palabras.
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En el museo Ferrari |
Quería compartir con todos ustedes estas palabras y algunas imágenes de esta maravillosa experiencia que es recorrer Europa por primera (y tal vez única) vez en mi vida. Esta Huella del alma me acompaña a cada lugar que voy y la llevo con orgullo como bandera chamamecera.
Por último, quiero dejarles un video que armó Edu con varias fotos nuestras y un fondo musical que eriza la piel "La Caú" por Rudi y Nini Flores. Gracias Edu por este regalo que suelo mirar bastante seguido.
Salud mis amigos de Huella. Salud mi gente querida.
Mirko Panozzo Zénere.